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Prevenido es Prevenido: Minimización de errores y riesgos en el análisis de procesos - Parte 3

31 ago 2020

Artículo

Este artículo es Parte 3 de una serie.

En el transcurso de la vida, cada uno de nosotros aprende a confiar en sus instintos o nuestras experiencias para evitar situaciones que parecen peligrosas o riesgosas. Literalmente sientes peligros potenciales con una sensación de inquietud. ¿Quién no ha aprendido dolorosamente que tocar una estufa caliente no es una buena idea? ¿O quién sale voluntariamente durante un tornado?

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Si bien los humanos pueden confiar en su intuición y patrones aprendidos para evitar peligros o usar estrategias de protección, esto es mucho más complicado con los sistemas electrónicos o las máquinas. Todos los componentes de un sistema deben estar en un estado permanentemente seguro. Las fallas y el mal funcionamiento de los componentes individuales pueden tener consecuencias devastadoras para los procesos de producción y la seguridad de los operadores.

Un ejemplo de esto es el Seveso desastre en 1976, en el que dioxina altamente tóxica TCDD escapó como resultado de una reacción incontrolada y envenenó de manera sostenible la flora y la fauna. Con respecto a otros accidentes químicos importantes, el Directiva Europea Seveso III luego entró en vigor en 2012 para controlar los riesgos de accidentes mayores para prevenir accidentes mayores.

Reconocer, dominar y evitar errores.

Los sistemas de ingeniería de procesos que se operan continuamente contienen innumerables componentes que pueden desgastarse o fallar durante su ciclo de vida. Sin embargo, si el circuito de medición, control o regulación se ve afectado, las fallas pueden causar daño inmenso. En ningún caso se debe exponer a los seres humanos ni al medio ambiente a ningún tipo de peligro. Por ello, se debe garantizar la seguridad funcional de los componentes y analizar en detalle su potencial de riesgo y peligrosidad.

La vida útil de los componentes mecánicos se puede evaluar observando el desgaste mecánico. Sin embargo, el comportamiento de envejecimiento de los componentes electrónicos es difícil de evaluar. Una unidad de medida que hace cuantificable la reducción del riesgo y por tanto la seguridad funcional es la denominada «Nivel de Integridad Seguro» (SIL). 
 

Se sigue el siguiente procedimiento:

  1.   Análisis de riesgo
  2.   Realización de la reducción del riesgo
  3.   Evidencia de que el dio cuenta la reducción del riesgo corresponde al menos a la requerido la reducción de riesgos